miércoles, 21 de noviembre de 2012

Éxito


A ciencia cierta no sé por qué hoy estoy escribiendo con respecto a este tema. Del cual, para ser honesto he leído algunas cosas, he escuchado otras, he vomitado muchas, me he grabado otras tantas.
Serán quizá algunos acontecimientos de mi historia reciente, la irremediable llegada de la edad mediana, que nos lleva a querer hacer una pausa en el camino y evaluar arteramente los logros alcanzados; la influencia de algunas personas queridas que nos hablan de su “muy peculiar insatisfacción”, o quizá sólo esta tendencia enferma de querer escribir de lo que no solemos hablar con todo mundo.
El éxito, la cima, la meta, el objetivo, los vítores, las palmas, la fama, en realidad no encuentro grandes diferencias entre todos estos conceptos ya que todos encierran, en alguna medida, lo que todos parecemos entender como ÉXITO.
Desafortunadamente, a estas alturas del partido, para mi en particular el éxito radica en si cada día te levantas con ganas de verdaderamente hacerlo; caminar con la certeza de estar en sintonía con tu misión personal y tu labor profesional; dicho en palabras menos domingueras: si haces lo que te gusta, y aparte te pagan por hacerlo; o visto de una manera más romántica: Terminar cada día dándote chance de vivir en función de lo que te guste hacer, y sobre vivir en este mundo salvaje.
La vida misma me ha dado grandes lecciones acerca de lo que es el éxito, pondré como ejemplo al trovador del metro, cuyo mayor sueño en la vida era ser un gran arreglista y compositor, que por azares del destino nunca pudo estudiar en el conservatorio o llegar a los grandes medios o alcanzar la fama con una compañia disquera. Sin embargo, hoy por hoy se gana el pan haciendo lo que mas le gusta, cantar.
Obviamente ello contrasta absolutamente con mi perspectiva antigua del éxito que se traducía en “tener lo que quieras tener”, y eso, en realidad era un campo devastadoramente amplio, que muchas veces nos pierde en esa disyuntiva de si el éxito se circunscribe solamente en tener lo que se quiere tener (hablando sobre todo de posesiones materiales), desafortunadamente en estos tiempos tan complejos, las respuestas simples ya no resultan ser las más convincentes, ya que no podemos evaluar a una persona en función de sus posesiones materiales, esos tiempos ya se acabaron; estos son tiempos de complementación humana, por lo tanto, todo parámetro también deberá poder aplicarse al ser, es decir en ser lo que queremos ser (hablando de conocimientos, títulos, grados, puestos, etc.)
Estos dos campos, sin necesariamente ser mutuamente excluyentes, pueden complicar en alto grado la existencia, ya que de qué sirve tener lo que quieras, si a final de cuentas no puedes ser como quieres, o quizá un poco más grave, según las apreciaciones, podría resultar el ser como uno quiere ser, y por tanto no tener acceso a lo que uno quiere tener.
Hay libros, ensayos, tratados, diplomados, dedicados exclusivamente a intentar definir en cuál de estos dos campos vive realmente el éxito.
Desde mi propia perspectiva considero que el éxito radica en poder tener el paquete completo, es decir, ser como uno quiera ser y tener lo que uno quiera tener. Desafortunadamente para la mayoría de nosotros, la cosa no resultará tan sencilla, ya que en este negocio también interviene otro factor que nunca podrá estar en nuestro control: el tiempo.
Hay personas de mi pasado que se consideraban exitosas, ya que podían ser como querían y tenían acceso a las cosas que querían, pero en este momento, por circunstancias ajenas a su control, las cosas han cambiado radicalmente y han tenido que optar por alguna de las dos opciones, sacrificar un poco el ser por el tener, o seguir con la convicción del ser, alejando de si el tener, o lo que resultaría aun más trágico, en un determinado contexto, no aspirar ni a ser, ni a tener.
Otro escenario podría estar en tener muy altas expectativas del futuro cercano, es decir, estar altamente avanzados en este menester del tener, a expensas del ser; con una visión futura de que una vez alcanzada la meta del tener, la vida podrá volcarse al ser. O viceversa, estar altamente desarrollados en el ser con altas expectativas de que una vez alcanzado el nivel deseado, por añadidura, por un acto casi mágico, llegará lo que se desea tener.
Considero que los escenarios pueden ser muchos y muy variados jugando siempre con estos tres factores: el ser, el tener y el tiempo.
Veo que me estoy elevando y honestamente ya me está dando hueva existencial hacer más ejercicios filosóficos, por eso les diré lo que para mí significa el éxito:
“Tener hoy la oportunidad de ser como quiero ser, haciendo lo que me gusta hacer y que ello me permita compartir con quien yo quiera, lo que yo quiera”.
Si para mi hoy me favorecen estas dos premisas del ser y el tener, se que tendré un día exitoso y seré un ser exitoso.