martes, 3 de diciembre de 2013

Por qué los hombres dicen mentiras



 

Es una pregunta que recurrentemente me hacen mis amigas, sobre todo, aquellas que han sufrido “el engaño” por parte de unos de mis congéneres.

Procuraré ser lo más neutral en mi respuesta a ese enigma; y en ese intento dar rienda suelta a mis enfoques. También y como si aquello fuera posible, hacer de cuenta que no tengo género, es decir, describir las cosas como si no fuera hombre, como si tampoco fuera mujer. Decirlo todo desde una perspectiva alienígena, a nivel de un mero espectador.

Ya sin más, develaré este oscuro misterio.

Queridas Amigas: Los hombres son mentirosos porque a ustedes les encanta que les digan mentiras.

Antes de ser excomulgado, quemado en leña verde, lapidado, o ya de plano cercenado de los genitales (comúnmente dicho: capado, aunque les recuerdo que para fines de este escrito no tengo que capar) denme oportunidad de argumentar mi punto.

Antes de seguir adelante quiero aclarar varios puntos que pueden ser útiles al momento de acomodar los conceptos y que nos ayuden en la búsqueda de la verdad:

1.       Las afirmaciones hechas con respecto a “totalidades” están basadas en mis muy particulares “totalidades”, cifradas en las personas que conozco. Seguramente muchos de los lectores no entrarán en el campo de estudio y sus muy únicas y particulares características los harán seres irrepetibles, que aun viviendo en la Tierra, parecen vivir en otro mundo. Es decir, pueden afirmar: “ay… yo no hago eso”… “ash… yo no pienso así”… “Osea… a mí no me pasan esas cosas”… En fin, le pasa a todo mundo excepto a ellos. Por eso quitamos del grupo muestra a estos seres tan peculiares. Si tú no perteneces a las clasificaciones, está bien, ni hay lío. Cuando alguien se anime a platicar de particularidades, prometo remitirte a esa persona. Acá nos enfocaremos en lo que pudiera ser considerado como regla general, porque las excepciones me dan mucha hueva.

2.       Para proteger la identidad de las personas a quienes haga referencia, inventaré nombres y situaciones completamente ficticias y advierto: cualquier semejanza con la realidad es pura y merita coincidencia. Los datos, nombres y situaciones escritas en el presente espacio son formuladas por la mente perversa y con aspiraciones alienígenas del autor.

3.       A todos los seres humanos que conozco, les gusta el praw praw:  es decir, que gracias a esta afición natural por los mecanismos biológicos de reproducción, es que la especie ha logrado perpetuarse. Sé que hay muchas personas dicen abiertamente que no les gusta el cuchi-cuchi, sobre todo algunas mujeres, y creo que gran parte de la problemática planteada se desprende de este punto. Ya que a manera de retórica podríamos cuestionar “cuántos hombres podrían expresar abiertamente sus intenciones sexosas, sin ser reprimidos inmediatamente por tamaño cachetadón propinado por ofendida dama, seguido de la expresión… yo no soy una de esas!!!, sin tomar en cuenta el inmediato estigma social de ser calificado como sucio, degenerado, cachondo; por la simple manifestación del deseo praw prawsozo ante la fémina de su predilección.

Habiendo hecho estas aclaraciones daré paso a los pensamientos que me llevan a esta tremenda afirmación de que los hombres son mentirosos porque a las mujeres les encanta escucharlas.

Y por supuesto me dispongo a fundamentar mi aseveración.

Para entender mejor el punto, hagamos un ejercicio imaginario.

Supongamos que se presentan ante una bella y fina dama, en edad física e intelectual suficiente para ejercer la sexualidad sin ningún obstáculo adyacente a su mera decisión. Lo cual entiendo que ya con la mera mención, suena extremadamente complejo, ya que regularmente existen mil y un inconvenientes de tipo familiar, social, religioso, biológico que influyen en una decisión tan delicada y trascendental.

Sin embargo al tratarse de una simulación, podríamos suponer condiciones de laboratorio, en las que llevaríamos a cabo el ejercicio en un contexto optimizado.

La directriz es que tres sujetos, a quienes se describe a detalle más adelante, quieren beneficiarse de los favores eróticos de la damisela en cuestión, y aclaro desde el principio en términos campechanos, los tres se la quieren almorzar, descansar, cenar, comer o el término que mejor les parezca para determinar que se la quieren enchipoclar.

En base a esta lógica plantearemos pues los escenarios bajos los cuales cada uno de los hombres realiza dicha solicitud:

Como inciso A, tenemos a Ebodio, un hombre bien parecido, seguro de lo que quiere, no se anda por las ramas y que ve al objeto del deseo, la aborda, intercambian frases; después de una charla considerablemente amena, Ebodio le dice a la fina dama que ha acaparado sus miradas, que le encantaría conocerla en el territorio de las sábanas, así de simple, así de llano.

B) José Fausto es un tipo sin mucha experiencia en esos menesteres del flirteo y la seducción, no es mal parecido, y no tiene un interés principal en establecer una relación formal, pero está abierto a las posibilidades.

Ubica en su espacio cercano a la dama propuesta para el ejercicio, hace el aproach, se genera entre ellos cierta simpatía, intercambian teléfonos, “texstean” casi toda la semana, en un día de aquellos quedan en salir, llega el día, salen, y casi al final de la velada Jose Fausto se la deja caer y sin decir nada, se va al apañón y le mete tremenda fajotiza con las intenciones evidentes de que la dama en proceso experimental afloje el cuerpecito.

C) Maximino, el tercer candidato, es un hombre más bien tirándole a “X” (una espantosa X como dijera Chavelo antes de entrar a la catafixia), es decir, ni guapo, ni feo sino todo lo contrario, con una letra muy bonita, unos modales impecables, y muy bellos sentimientos.

Observa a la dama, objeto de este estudio, que a partir de ese momento se convierte en su oscuro objeto del deseo, con toda la pena del mundo se lanza al abordaje, platica un par de horas con ella, salen diez veces y al final de medio año, sin sexo, descubre un enamoramiento súbito.

Empieza a profesarle un amor quemante y una pasión desbordada, le cuenta sus planes de construir una modesta casita en la cual podrán construir su hogar y criar a los 6 chilpayates que serán el fruto de su amor. Pero antes, para darle a su corazón la tranquilidad de saberse correspondido, la chiquilla afortunada tiene que aflojar el cuerpesín. Si ella piensa que es demasiado pronto, no importa, un hombre enamorado saber ser paciente y esperar

 Bajo estas premisas podríamos hacer la hipótesis de base:

¿A cuál de los siguientes candidatos, A,B o C, elegirá la damisela en cuestión para ejercer su libre sexualidad?

Jugaremos un poco con las posibilidades… recuerden que yo no tengo género… soy un alienígena que hace experimentos….

La damisela analizaría las posibilidades:

Opción A: para nada… es demasiado directo, seguramente nada mas eso quiere… y el que quiera azul celeste, que le cueste… opción A, descartada… qué le pasa al tipo este, cree que nomás es de presta y ya???... nel…. Next!!!!!

Opción B: Pues no suena nada mal, hay que conocerse, digo al menos invítame un cafecito no?... pero no sé, igual y nada más quiere aquellito… lo voy a pensar, pero de momento no.

Opción C: Se ve que es un tipo dispuesto, atento, me trata bien, ya llevamos seis meses y no ha querido nada de nada, igual y este me conviene porque se fija en mis sentimientos… le importo… y no nada mas es el arrumaco… a este si… con este si me aviento!!!

Como observación final del experimento debo aclarar nuevamente que “TODOS QUIEREN LO MISMO”…. Fue la primera indicación… los tres candidatos quieren ejercer la sexualidad con la dama objeto de este experimento…

Lo que cambia es la manera en que se lo plantean…

Luego entonces amigas… si ustedes eligieron la opción C… es porque les encanta que les digan mentiras!!!!!

De todas maneras, aunque se casen con ustedes… se las van a querer enchipoclar!!!!

Pero siempre sonará más bonito… cásate conmigo y tengamos seis hijos... a probemos a ver qué pasa?

Por eso los hombres se han vuelto mentirosos, porque saben que es mejor disimular las intenciones, para que no les sea taaan difícil a ustedes responsabilizarse de las decisiones.

Cuando todo termina y viene el golpe de realidad, siempre será más fácil llorar y decir: “es que me engañó, me dijo que me iba a poner casa e íbamos a tener seis chilpayates

A decir: “yo desde el principio sabía lo que queríamos, me atreví y no salió… next!!!!

Por eso es que en conclusión podremos decir que los hombres son mentirosos, porque a ustedes les encanta que les digan mentiras.

Y como ya me dio weba ser alienígena, me regreso a ser hombre que escribe sus traumas.

 

martes, 17 de septiembre de 2013

¡¡¡ VIVA MÉXICO CABRONES !!!



 
 
No había existido un motivo muy grande que me inspirara a querer compartirles unas líneas, ya que afortunadamente la vida va bien.
Desde hace algún tiempo soy consciente de que soy un hombre bendecido y que las circunstancias que me rodean, siempre después del justo balance de las cosas, tienden a ser más favorables que adversas, y que quizá sí, mi visión optimista de las cosas, me haga ver que tengo una vida de poca madre. Honestamente prefiero verlo así.
Seguramente habrá algunas personas que me digan que mi enfoque de la vida está mal, ya que yo no tengo responsabilidades, no tengo hijos, tengo un buen trabajo, tengo a mi familia completa, etc.
Y les doy la razón, gracias a todas esas circunstancias, y algunas más, es por lo que puedo atreverme a hacer tal afirmación acera de lo bendita que es mi vida.
Sin embargo, estoy seguro que no soy la única persona que tiene esa creencia, ya que afortunadamente me he encontrado, a lo largo de mi vida con muchas personas que comparten este punto de vista.
Sé que nuestro país no vive la mejor situación, sé que nos hemos visto envueltos en muchas cosas que salen del alcance del ciudadano común y que los problemas de corrupción, de desigualdad social, de pobreza, etc. ocupan las principales páginas de los periódicos, acaparan las charlas diarias y las principales preocupaciones en nuestras mentes, todos los días.
También es notable que vayamos de decepción en decepción, con una selección de futbol que no da triunfos, con una gasolina que sube cada mes; con maestros que en lugar de dar clases invaden el Zócalo de la Ciudad.
Es desesperante también ver a una juventud que cada vez está más confundida, más extraviada. Nos agobian las noticias de los “Ninis”, de aquellos jóvenes cuyo sueño más anhelado es crecer y convertirse en unos grandes capos del narcotráfico y vivir en cuerpo propio aquél  sueño infame del dinero fácil y la vida de excesos que los propios medios de comunicación promueven.
Pero también sé que en realidad, pocos esfuerzos individuales hacemos para que las cosas sean diferentes.
Somos un pueblo al que le encanta quejarse, pero que pocas cosas le gusta hacer algo por cambiar la situación. Somos especialistas en criticar al Gobierno y lamentarnos cotidianamente de lo que no se nos da. Sin embargo al momento de tener que emprender la acción y marcar la diferencia en las urnas, optamos por no ejercer la obligación del voto; o votar a escondidas por los de siempre; o lo que es peor, vender nuestro voto por una despensa, al fin y al cabo “de todas maneras van a ganar”, “más vale que aunque sea una despensa les saque”.
Nos encanta decir que siempre el que está mal es el de enfrente, porque cuando nos toca analizarnos a nosotros mismos, por lo regular siempre decimos: “es que no está en mis manos”, “es que tus circunstancias son diferentes”, “es que tú no sabes lo que significa”, “es que tú siempre vuelas en tu nube”… y como decía uno de mis mentores el Contador Muñóz: “lo que sigue después de un es que… siempre es un pretexto”
Opinamos fuerte con respecto a cómo deberían ser las cosas, sin embargo cuando se trata de trabajar activamente con otros para hacer la diferencia, resulta que no tenemos tiempo, o que el esfuerzo será en vano, ya que el cambio no depende de nosotros.
Así somos, así nos gusta ser, y a como veo las cosas, así seguirán.
Pero tampoco es eso lo que quiero compartir, no quiero debatir esos puntos que todos sabemos. No quiero entablar polémica acerca de nuestro círculo vicioso. Simplemente quiero expresar mi consciencia de que a pesar de que no tiene las mejores condiciones políticas, ni económicas, ni sociales, México es el mejor lugar del mundo.
México es mucho más que un puñado de políticos corruptos. Mi País va mucho más allá de sus grandes capos y sus esbirros que se encargan impunemente de manchar con la sangre de sus compatriotas nuestra tierra bendita. Mi Nación está constituida por generaciones de personas orgullosas del lugar en el que nacieron, de la gran cultura que nos fue heredada; y que siempre tendrán una sonrisa franca para ofrecer lo mejor de sí a cualquier persona que nos visita. Mi Patria se ha forjado a base del trabajo de millones de personas que todos los días salen a partirse el alma trabajando para llevar decentemente el pan a sus hogares.
Ese es mi México, mi tierra; cuna de grandes personajes, escenario de grandes logros, emblema de grandes civilizaciones, que nos han dado dignidad, libertad e identidad.
Ese es el país del que yo vengo y al que le debo mi respeto, mi admiración y mi lealtad.
Es curiosa y a la vez electrizante, la sensación que te da escuchar las opiniones de tu país una vez que tienes la oportunidad de salir de él. Para que se te enchine la piel con comentarios del tipo de  En américa, los únicos que tienen el sueño americano son los mexicanos, porque todos los demás tenemos el sueño mexicano”, o del tipo: “qué se siente vivir en la Ciudad más grande del mundo”, o “mi sueño siempre ha sido poder vivir en México y recorrer ese país tan maravilloso
Y lo mejor de todo es que todos podemos tener opiniones diferentes de lo que representa México, y siempre podremos expresarlo abiertamente sin que nos caigan encima.
Y como ya dije lo que siento en este momento, no me resta más que decirles:
VIVA MÉXICO CABRONES!!!!

 

martes, 28 de mayo de 2013

De gimnasios, obsesiones y negocios


Hoy me sentí un poco raro, por supuesto, aclaro desde el principio, de ninguna manera se trata de un asunto relacionado con mis preferencias sexuales, o que por mi cercanía a los 41 tenga ganas de experimentar "otros placeres"; no, por favor no confundamos.
Digo que me sentí raro porque de unos días para acá he asistido, gracias a una cortesía de mi amado padre, a uno de esos centros deportivos de súper wow... De esos que parecen verdaderas ciudades deportivas, en las que hay todo lo habido y por haber en lo que a deportes se refiere.
Natación, artes marciales, yoga, fitness, zumba, taebo, obviamente un Gym con unas máquinas de "no mames" y una serie de aparatejos de ultra tecnología para hacer ejercicio cardio vascular... no no no no es otro mundo!!!
Debo señalar que obviamente los aparatos de ejercicios no son lo único que resalta del lugar; es también importante destacar el ostento del recinto: piso laminado en las zonas de entrenamiento, pisos de mármol en las zonas comunes, clima artificial, vestidores de dos pisos con espejos gigantes y secadoras de cabello en cada stand de lockers, bueno pues hasta una plancha de vapor de esas que anuncian en la televisión; regaderas especiales de descarga temporal con sistema de alta presión "oxigen" que además de quitarte la mugre, ayudan a oxigenar mejor la piel, elevador, cafetería, guardería, ventanería de cristal templado que te da una visión panorámica de una de las zonas más nice del norte de la ciudad... En pocas palabras otro nivel.
En ese verdadero imperio del ejercicio existe, sin embargo, un gran contrastare: "NO HE DESCUBIERTO DÓNDE ESTÁN LAS CHAVAS HYPERBUENISIMAS EN MALLAS DE LIKRA HACIENDO EJERCICIO!!!..."
"TAMPOCO HE VISTO DONDE ESTÁN LOS WEYES CON CUERPOS MUSCULADOS, SÚPER DEFINIDOS Y CON SONRISA COLGATE...!!!!"
Muy por el contrario, todo el club está repleto de personas de la tercera edad, obviamente con el resultado esperado de todos los años de abuso y descuido, reflejados directamente en un cuerpo que evidencia deterioro.
También está plagado de señoras de mi edad que se ve que al no tener mucho quehacer dedican un buen número de horas al día para "ir al Gym" aunque la realidad es que más bien, van a hacer ejercicio "de lengua", es decir, nomás van a platicar con el grupo de amigas.
Claro también hay uno que otro personaje que se nota, si va a hacer ejercicio. Pero honestamente son los menos. En torno a este punto, un amigo muy querido que trabajo algunos años como coordinador de entrenadores en una de estas cadenas deportivas, me comentaba que hay estudios científicos muy complejos que demuestran que  los gimnasios, al igual que los antros y las iglesias, son lugares muy concurridos por personas que tienen problemas psicológicos, sobre todo de autoestima, y que de alguna manera el pensar que se está haciendo algo en torno a algún aspecto que no nos gusta de nosotros mismos, tipo "mi grasiento cuerpo", ayuda a que dichos problemas sean más llevaderos.
Aunado a ello, dentro de los resultados de esos estudios hay un elemento súper interesante: que a final de cuentas el resultado de ir al Gym no es tan importante como estar ahí.
Es decir, que para muchos de los que vamos al Gym lo verdaderamente importante no es obtener los resultados imaginados, sino que con poder ir, aunque sea a platicar, nos conformamos.
De ahí el éxito evidente de grandes empresas que atacan el problema de lleno, es decir, brindan alivio a una necesidad muy presente en una población como la nuestra, con muy baja autoestima, la disfrazan de centro deportivo de ultra tecnología y juntan a muchas personas que padecemos del mismo mal... Wow!!!!
Incluso el eslogan que viene manejando Sporcity es el del "deporteismo" conceptualizándolo como un estilo de vida volcado en el deporte.
Obviamente cobran el cargo respectivo, que por cierto, déjenme decirles que no es nada, pero nada accesible.
Al entrar por primera vez pensé de verdad que era un lugar exclusivo para ejecutivos de alto rango, directivos, empresarios, etc. Pero la verdad es que no, según lo que se puede ver a simple vista, la mayoría de los asistentes lo hacen porque les gusta el lugar, o en su defecto, por aparentar, situación por demás común en nuestra sociedad.
Y obviamente un aspecto que esas grandes cadenas han sabido explotar, imagínate reunir a un montón de personas con las mismas carencias o necesidades. Bueno para no escucharme muy ardilla digamos un grupo grande de personas con la misma afinidad, reunidas en un lugar que emana exclusividad.... Pues ya está hecho el negocio!!!!
Aclaro que no tengo absolutamente nada en contra del lugar, ni en contra de lo que vende, muy por el contrario, yo soy habido consumidor de esa idea, tanto que ahí estoy.
La reflexión, sin embargo, apunta en varias direcciones las cuales trataré de resumir:
·         La verdad si sentí feo al ver a tantas personas adultas mayores, no porque me incomode de ninguna manera, sino que me vibra fuertemente la idea de que sea hasta esa edad en la que alguien se pueda dar chance de estar mejor, de tratar de detener el tiempo y ganarle un poco de terreno al hoyo, y como dijera mi padre: "a esa edad ya para qué"... Y reitero no es que me incomode que el lugar esté repleto de adultos mayores, lo que siento gacho es ver a personas a quienes quizá la vida no les dio la oportunidad de hacer ejercicio a una edad en la que se podría disfrutar más de los resultados. Y si claro, mi papá también es adulto mayor  y sigue entrenando, la diferencia abismal es que mi papá lleva 30 años entrenando y hace un par de años, a su edad, fue Míster México de su categoría. Eso cambia todo el panorama.
·         En lugares como éste se nota aún más ese enfoque de que el Gym puede servir para muchas más cosas que para hacer ejercicio, de hecho más bien parece centro social. Para ser honesto esta percepción si me golpea un poco, ya que siempre he sido muy hosco en el Gym, es decir, al tener muy poco tiempo, por el trabajo y las cosas que debo hacer, voy exclusivamente a hacer ejercicio, sin embargo hay muchas personas que a lo último a lo que van es a eso. Me dio mucha risa ver a un wey como de mi edad, con una panza verdaderamente impresionante, la cual, la verdad se ve que le ha costado mucho dinero formarla, subido en una caminadora con el ritmo más bajo que tenía la máquina, después de un par de minutos que llevaba en ella, sonó su teléfono celular, contesta y muy ufano dice: si, a estoy en el Gym, ya sabes que me gusta venir temprano. Ya no puse más atención ya que no me importaba en lo mínimo su conversación, sin embargo, después de 10 minutos de estar hablando por teléfono el tipo se baja de la caminadora, agarra sus cosas, se va a los vestidores y una media hora más tardes se va a su casa después de haber ido al Gym. La moraleja que me deja tal situación es que muchas veces hemos de pensar que con ver a otros hacer las cosas, nos harán efecto a nosotros. Y supongo que lo mismo pasa como cuando estamos enfermos y pensamos que con ver la medicina nos vamos a curar o que se nos va bajar la panza con ver a otros comer verduras mientras le damos la mordida a nuestra torta de milanesa con quesillo. Hay que "hacer las cosas" para ver el resultado, de otra manera solo estaremos disfrazando nuestras verdaderas intenciones.
·         A pesar de que va mucha gente, en todo el tiempo que he venido, no he visto a una sola persona que tenga un cuerpo de campeonato, eso también le da soporte a la teoría de mi amado padre que dice: "jamás encontrarás a un aspirante a Míster México en un lugar de esos..." Y no es por el gimnasio en sí, es porque no hay hambre de triunfo, no hay contra quien competir... Si quieres competencia ve a donde haya personas que tengan hambre de más, no en dónde solo van a pasar el tiempo". Y desafortunadamente en 98% de personas que vi... Sólo iban a pasar el tiempo, no critico, a final de cuentas cada quien sabe en qué se gasta su lana.
Por último, quizá sí, los que nos queremos poner mamados estamos loquitos, y quizá sí, también tenemos falta de autoestima, pero viendo este panorama no creo que seamos los únicos. Por lo visto también la tienen los que corren, los que nadan, los que bailan y todos aquellos que hacen algo con la finalidad de no verse tan mal.

martes, 14 de mayo de 2013

No morir en el intento


Al ver cantando a todo sentimiento al trovador urbano, que alza su voz en tono melancólico en los vagones del metro, con el objetivo de echarse unos pesos al bolsillo y poder sobrevivir el día de hoy, me percato de que sí, desafortunadamente hay mucha pobreza en nuestro país; también noto que hay falta de oportunidades, falta de programas sociales en apoyo a los grupos vulnerables, falta de interés de todo el mundo por lo que le pasa al de enfrente; pero casi paradójicamente, también me doy cuenta de que con todo y lo malo que pueda haber, abundan las oportunidades de dedicarse a lo que a uno verdaderamente le apasiona y no morir en el intento.

Explico bien mi punto de vista para quienes me puedan considerar amigo del sistema solo por el hecho de no culpar de todo lo malo que suceda al Gobierno, de hecho, reitero nuevamente mi postura de odioso todo sentido a hablar de política y todo lo que se relacione con la misma, y aunque en la vida he sido criticado por amigos y colegas por mi tibieza al respecto, me sigue valiendo madre, tanto la política, como las críticas.

El punto creo yo está en tratar de saber qué es lo que verdaderamente buscamos en esta vida. Y lo digo bajo un pensamiento lógico. Se que a todos nos gustaría ser millonarios de la noche a la mañana (digo, no es de a gratis que el arquetipo del narco le sea tan atractivo a nuestros jóvenes). Pero quizá en gran medida no todos quieran ser médicos o contadores, quizá haya personas cuya verdadera vocación sea atender un puesto de verduras en el mercado, o despachar gasolina a los automóviles, sin que ello necesariamente implique mediocridad por parte de quienes ejercen esas tareas.
Incluso como mencionaba Rousseau, para toda sociedad es necesaria la realización de éstas.

O como lo mencionaba Nitzche, sin que el citarlo haga pensar que estoy de acuerdo con ello: sólo unos pocos están destinados a la grandiosidad y todos los demás somos el desperdicio del mundo.

Honestamente creo que uno debe ir en busca de la grandiosidad personal, sin tratar de seguir un patrón predefinido, sin intentar conseguir el reconocimiento de los demás.

Seguramente debe ser mucho más frustrante para aquellas personas, que sin tener la más remota idea de qué querían en la vida, se dieron a la tarea de estudiar una licenciatura o peor aún, un post grado, esperando chaquetosamentalmente hablando, que por el simple hecho de estudiar, merecerían el estatus que a nuestra generación tanto preocupa y ocupa.

Desde mi perspectiva, esos profesionistas sin vocación son los que terminan de taxistas.
Y obvio, no digo que ser taxista sea malo, lo que sí digo es que ser, cualquier cosa sin vocación, es una gran pérdida de tiempo, de vida, de realización.

Mi padre me decía desde niño que no importaba qué decidiera ser, siempre y cuando fuera el mejor, o en su defecto, luchando cada día, por estar entre los mejores.

El mensaje creo yo está en saber qué queremos, y como dice mi amigo H: "realmente importante es saber los qué... Si sabes los qué, los cómos se irán dando en el camino".

Así qué me disculparán si no siento pena por el trovador urbano que nos deleita con la rola apuesta por el rock and roll, y en este instante lo único que siento es una gran empatía, ya que seguramente en algún pasaje de su vida, soñó con presentarse ante un gran público que lo idolatrara y cantara sus canciones. Y aunque hoy este gran público permanece inerte a su voz, los aplausos se cambian por monedas y los vítores por sonrisas fugaces que se postran en una que otra persona, que por segundos olvida las tragedias cotidianas en su canto, para regresar de nuevo a la realidad, una vez que suena el tono que anticipa el cambio de estación.

No saco ninguna moneda, ni esbozo ninguna sonrisa, no hay nada el día de hoy para el viejo trovador, quien atentamente busca el reflejo en cada rostro desconocido, que su conocido escenario le brinda en cada parada.

Ahora que lo pienso, no creo que le interese en lo absoluto dedicarse a otras cosas para hacer dinero, ya que se nota que al menos por hoy, podrá  dedicarse a su pasión y no morir en el intento.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuarto Piso



Ahora que he encontrado un medio alternativo (mis viajes de metro) para escribirme, doy rienda suelta a un tema que al parecer me resulta un tanto cuanto trascendente, y que tiene que ver con este "¿miedo?" muy particular que desde la pubertad le he tenido a cumplir años.

Desde aquellos mi años mozos, cada vez que viene esa importante fecha que nos recuerda el día en que llegamos a este planeta, en esta condición humana, llega también mi inevitable reflexión acerca de lo hecho en estos años que he tenido la oportunidad de respirar, de disfrutar de todos los placeres que nos brinda la existencia; de cumplir con las metas, tanto las auto impuestas, como las señaladas por la sociedad y evidentemente tendríamos que contemplar también aquellas situaciones esperadas por nuestra familia y nuestros seres queridos.

En aquellos años evidentemente la reflexión iba en el sentido de la integración con el núcleo familiar; es decir, saber si en ese año había sido un buen hijo, si en la escuela había sacado buenas calificaciones, situación que para ser honesto nunca fue prioritaria porque a mi me encantaba ir a la escuela, pero no precisamente a estudiar, me gustaba ir para jugar con mi cuates, para andar en el desmadre. En aquella etapa mi hambre de triunfo estaba en otro lado, estaba en el deporte, mi actividad extra curricular.

Afortunadamente mis objetivos se vieron satisfechos en esta área, sin embargo en el pensamiento de mis padres era un poco más complicado el asunto, ya que siempre estuvieron mal acostumbrados a tener hijos de alto rendimiento, me refiero al hecho de que mis hermanas mayores también practicaban karate, eran muy buenas en su categoría, pero también eran "las estudiantes", las dos sacaban diploma de primer lugar de aprovechamiento desde primero hasta sexto, ambas fueron capitanas de la escolta, ambas campeonas del concurso regional de escoltas, etc.

Para alimentar un poco la mala costumbre de mis padres, mi hermano, que es un año más chico que yo, resulto ser todo un geniecillo.

Siguiendo el mal ejemplo de mis hermanas, se le ocurrió la puntada de seguir sus mismos pasos, y sacar primer lugar de aprovechamiento de primero a sexto, resultar muy bueno y marcial en los torneos de katas; y entre sus muchas otras gracias, ganar la olimpiada de matemáticas a nivel estatal, es decir, en su momento llego a ser el estudiante más destacado en matemáticas en todo el Estado de México.

Hubo un par de años que el Festival de Fin de año en la escuela fue verdaderamente patético, mencionaban los cuadros de aprovechamiento: y en 6to. "A" Fulana Castañeda, primer lugar de aprovechamiento, en 5to. "A" Sutana Castañeda, primer lugar de aprovechamiento... 3ro. " B" un Castañeda no figuraba en la lista, 2do. "A"  Perenganito Castañeda, primer lugar de aprovechamiento.

Ya se imaginarán a los Señores Papás Castañeda, todos orgullosos de sus hijos de alto rendimiento, con la salvedad de que el Pablo, pus como que había salido, con capacidad intelectual diferente.

Eso si, en toda la primaria y la secundaria mi mamá era muy solicitada por todos los profesores a causa de los desmadres que organizaba en mis respectivas clases, ya que me caracterizaba por ser un niño muy "inquieto", que no burro, quiero aclarar, porque no es lo mismo ser de mente desmadroza que no tener coeficiente intelectual, es muy diferente.
Cuando ingresé al bachillerato de la UNAM, al primer intento y con el promedio mínimo con el que te dejaban participar que era de 7.5, anoto: por desmadrozo, no por burro; comprobé que igual y en realidad la escuela no debería ser mucho problema.

Por esas épocas de bachillerías al cumplir años me atormentaba la idea de no tener dinero para cotorrear y comprarme la ropa de marca, los tenis importados, e ir tan seguido a los antros de moda.

Y aunque para ser honestos mi amado padre siempre me cumplió muchos de mis caprichos, sobre todo en los tenis y los discos (vicios que hasta estos días conservo), pues la verdad es que para un adolescente CCHero, nunca es suficiente, luego entonces, cada vez que cumplía años me traumaba, ya no por no ser buen hijo, sino por no poder ir a todos lados con los cuates o por no tener dinero para invitar a la novia a todos lados.

Que ahora que lo recuerdo, afortunadamente el asunto de las novias exigentes, nunca fue problema, ya que en las que sí lo había, ellas mismas se encargaban de resolverlo, terminando con el pobretón, ya ven que eso casó nunca sucede entre hombres y mujeres.

Honestamente mi novia del CCH fue por mucho la mejor pareja que pude haber tenido en muchos aspectos. Además siempre estaré orgulloso de la solución tan padre que tenía el asunto del dinero, ya que en esos entonces yo no lo tenía en el bolsillo, pero si contaba con una casa, un patio amplio, un súper sistema de sonido cortesía de mi padre y los discos de moda, así que igual y no le entraba con mucho a la coperacha, pero gracias a las licencias de mis padres, sí había cede oficial para las fiestas y teníamos lugar asegurado para armar el revén a lo grande con sonido, música y espacio para el bailongo.

En mi era universitaria, las preocupaciones por los dineros destinados al esparcimiento dejaron de hacer tanta mella y se incrustaron en el temor de la cuestión laboral, en saber si podría colocarme en el estrecho mundo de los medios de comunicación.

El ser buen hijo ya no me preocupaba mucho, ya que mis padres tuvieron a bien decirme que aquello que me hiciera feliz a mi, también los haría felices a ellos y yo les tome la palabra. El sacar buenas calificaciones tampoco fue una preocupación, ya que al estudiar, lo que hasta la fecha considero mi vocacion, en realidad no hizo complicado obtener buenas notas; obvio dicho descubrimiento vino gracias a una de las famosas charlas de mi padre, con ella me di cuenta y entendí que nuestro camino debe estar  sometido a lo que cada uno de nosotros quiera de la vida y no circunscrita a caprichos banales por complacer a nadie, incluso a nuestros propios padres, por muy merecedores de complacencia sean. Ellos mismos me ayudaron a entenderlo y les agarré la palabra.

La preocupación por cumplir años estaba pues enfocada al futuro profesional y laboral.
Ya una vez que inicié mi vida laboral la preocupación o el miedo se postró en la visión individual del éxito, ya que a pesar de que trabajaba como productor de programas de radio, en realidad no ganaba mucho dinero, al menos no para comprarme el muscle car con el que había soñado desde mis tiempos universitarios.

Dicho deseo nació una noche en la que atravesando las canchas de Acatlán, hasta el paradero de los microbuses, en medio de tremenda lluvia de verano, pasó un Pontiac Firebird Trans Am, negro, nuevecito, a la velocidad precisa para pasar por un bache y salpicarnos hasta bañarnos por completo a mi y a la chica amada.

Mientras ella gritaba y maldecía, yo solo alcance a limpiarme la cara y expresar con toda mi determinación, YO VOY A TENER UNO DE ESOS. Deseo que afortunadamente, después de algunos vuelcos de la vida y unos cuantos años después fue satisfecho... y que me compro al Trans Am!!!

Ya entrados en los treinta mis miedos a cumplir años dejaron de estar al son de la colocación laboral y entraron al ámbito de la seguridad, me preguntaba cada año que sería de mi si no pudiera conservar las cosas adquiridas y que de alguna manera eran las que me hacían "tener" el tan anhelado estatus, el carro, los trajes caros, las corbatas de seda, los más novedosos gadgets. Confirmando con ello lo expuesto por los estudios de mercado, que afirman que los de nuestra generación X, nos esforzamos en la vida por conseguir estatus.

Al llegar el año 35 una extraña sensación me invadió, ya no era saber si era buen hijo, buen estudiante, buena pareja, buen profesionista, buen empleado, si había alcanzado el anhelado estatus. Todo eso se desvaneció en un segundo y me invadió el miedo a hacerme viejo.

Desde pequeño escuché que el hombre comienza su debacle a partir de los 35, y yo los estaba cumpliendo, sentía que era demasiado tarde para hacer las cosas que me gustaba hacer, y que era momento de tener un comportamiento, más ad hoc con mi reciente edad. Me aterraba la idea de verme madurito, de que los veinteañeros me vieran despectivamente y me dijeran "hazte a un lado pinche viejito".

Pero al paso de los días de ese casi traumático cumpleaños 35 me pasaron cosas muy padres, que desarrollaré en otra ocasión y que me hicieron darme cuenta de muchas cosas, entre ellas:

1. Que cada quien está donde debe estar en este preciso momento, y que son las decisiones que tomamos a diario las que nos llevan a ese lugar, que bueno o malo, alivianador o angustiante, no lo sé, pero es sólo nuestro. Y debemos disfrutarlo.

2. Es completamente falso que todo tiempo pasado fue mejor, creo que para trascender es necesario olvidarlo todo, incluso los buenos momentos, para aspirar a vivir el día como sí fuera único, e ir construyendo nuestra leyenda personal con lo vivido a cada instante.

3. Sí podemos aprender en cabeza ajena, y que no hace falta que nos sucedan mil tragedias para hacernos a un lado y pasar de largo las experiencias amargas. En la mayoría de los casos, es cuestión nada más de abrir un poco más los ojos y observar detenidamente lo que sucede a nuestro al rededor, y dar gracias a la vida por evidenciar tantas pruebas de su maravilloso devenir.

4. A final de cuentas no importan los obstáculos que se te hayan presentado en el camino, lo importante es que hasta hoy los has vencido y la muestra fehaciente es que estas aquí y ahora.

5. Que en mis años pasados el miedo movió mi espíritu para poder salir adelante y que si te atreves, el miedo es bueno porque nos obliga a sacar el coraje y el valor necesarios para sobrevivir.

Y las tormentas pasan... siempre pasan.

Ahora, ya en este cumpleaños, en el que subo al cuarto piso, puedo confesar que los años pasados y mis miedos vividos me han ayudado mucho, me han forjado, me han llevado a ser lo que estás leyendo.

Dejarlos atrás, me reconforta y me hace saber que en realidad no pasa nada malo con el transcurrir del tiempo, al contrario, siento que el haberme traumado tanto en otras épocas, me da la paz necesaria para contemplar como un gran regalo cada día que me reste de vida, así que esta vez sin traumas puedo decir: bienvenido a los cuarenta!!!

jueves, 14 de febrero de 2013

AMOR



Hoy decidí escribir las líneas de esta entrada de una manera diferente. Sólo para contextualizar un poco mencionare que vengo sentado en un vagón del metro en la estación Xola, en dirección a cuatro caminos, son las 7:29 pm de un muy concurrido 14 de Febrero y en los audífonos de mi iPhone suena la canción persiguiendo sombras del grupo español Nacha Pop.

Al estar en un transporte público tan saturado como lo es el metro, en una fecha que se considera para muchos como una de las más importantes del año, no es mi caso, y aclaro, no por ser grinch, sino porque para mi el amor es el sentimiento más trascendental de todos, y es ese sentimiento el que venimos a conocer, a ejercer en este mundo. Si me veo más rosa, podría incluso asegurar que es lo que debe darle sentido a nuestra vida.

Pero no he aclarado aún el por que para mi el 14 de Febrero es sólo un día más; lo es en el sentido, de que no es precisamente el día en que me guste celebrar mi amor con los seres que amo.

Y digo seres, en plural, porque afortunadamente tengo a muchas personas con las que comparto el que yo llamo el sentimiento supremo. El cual, afortunadamente, también puedo manifestar, que procuro ejercerlo todos los días (en este momento suena you could be mine de Gund & Roses y mi co pasajera no deja de hacer muchos esfuerzos de acomodarse en el resbaladizo asiento del metro, mientras pasan los weyes ambulantes con sus bocinotas, vendiendo discos piratas, y la señora gorda de enfrente no deja de verme feo en un vagón atascado, como diciendo: "tan grandote y han ojete, porque no me deja sentar", a lo cual sólo responderé: Amor y Paz)

Eso me lleva obligadamente también explicar que a pesar de que sí me gusta ejercer el amor, he de confesar que aún no he aprendido el difícil arte de manifestarlo por igual a todo prójimo (sirva esta pausa para manifestar que me encantaría darle un chingadazo al pendejo que me esta poniendo su bocina en la cara con los temas selectos de amor de la diva Jenny Rivera. Afortunadamente en el iPhone suena Only Human de Jason Mraz, lo que hace la travesía más llevadera)

Continuo diciendo que todavía se me complica eso de "amar a todo mundo", y aunque he de presumir que hace mucho tiempo que no odio a nadie, bien puedo decir que sí hay un chingo de weyes que me caen en la punta, sin que esta situación llegue a tornarse en algo de importancia, simplemente Pinto mi raya, y nos ignoramos en paz.

En temas como este me encantaría sonar como un hombre espiritualmente evolucionado quien inspirará a los demás a adentrarse en el sentimiento supremo, y que armándonos unos a otros podríamos hacer de este mundo el lugar que merece ser, pero lo digo tal cual, me falta mucho para alcanzar esos niveles.

Sin embargo, puedo decir que sí he adelantado bastante en el aspecto de amar a los míos, a los que verdaderamente me inspiran ese sentimiento, llámese familia, amigos, pareja. Ahí sí que he evolucionado enormemente, ya que desde hace algún tiempo, he podido darme cuenta que amar en realidad no es preocuparte por los demás, sino estar cuando tienes que estar, eso es todo un tema. Amar es aceptar que las personas no son y nunca serán como tu quieres que sean, ante lo cual sólo nos queda aceptarlo, mordernos un huevo antes de hacer "recomendaciones" absurdas que nadie nos pide, aceptar nuestras propias fallas, y acompañarnos en paz. Andar el camino sin reproches, sin ideas de transformación, cada quien hará lo que su chingada gana se le pegue hacer, porque es su derecho, y no tiene que pedirle permiso a nadie. Lo mismo aplica obviamente, en ese mismo sentido a todos nosotros. (Ahora suena Shape of my heart de Sting... No maaaa... Que rola!!!)

Por ultimo he aprendido que amar va más allá de ayudar a los demás, de darles buenos consejos, de enseñarles cosas... El amor es dejar en paz a la gente, en pocas palabras no andar chingando a las personas. Si aprendes a dejar de chingar, seguramente te acercarás mucho a lo que para mi es el amor.

Como lo digo textual: si me amas, no me chingues por favor. (ahora suena Walk on by con Seal...me encanta).

Bueno, llego a mi destino dispuesto a no chingar a nadie, ni dejar que me chinguen y con ello soñar que hacemos un mundo mejor.

Por ultimo suena Duxieme fois de La Ley... Excelente remate musical

lunes, 14 de enero de 2013

Fe Ciega




Confieso abiertamente que en el transcurso de estos últimos años, mi concepto de inteligencia ha cambiado considerablemente, antes la concebía como una mescolanza rara de acuerdo a lo propuesto por Vernon, que en su visión, deberían clasificarse las tres principales definiciones: las psicológicas, mostrando la inteligencia como la capacidad cognitiva, de aprendizaje, y relación, es decir la capacidad de aprender y memorizar una gran cantidad de información; las biológicas, que consideran la capacidad de adaptación a nuevas situaciones es decir, aprender a manejar nuevas situaciones de riesgo basándonos en experiencia previa ; y las operativas, que son aquellas que dan una definición circular diciendo que la inteligencia es "...aquello que miden las pruebas de inteligencia", es decir cuando se suman las capacidades de conocimiento y experiencia con la finalidad de resolver problemas cotidianos.

En pocas palabras, consideraba que ser inteligente era “saber muchas cosas y que esas cosas que se saben, te ayuden a salir de situaciones complicadas”… alguien que sabe zafarse de los problemas de su chamba sin pelearse con el jefe, o contestar los exámenes sin llevar acordeón y sacar buenas calificaciones, o sacar 10 en el semestre sin hacer toda la tarea, o ganar una discusión por muy estúpida que esta pudiera resultar, me parecían muestras ineludibles de inteligencia.

Para poder encerrarlo todo en una sola idea, me fusilaré lo expuesto por Jack Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, que estableció un tipo teóricamente puro para definir a las personas con alto CI (coeficiente intelectual) o inteligentes, en lenguaje común:

«Los hombres con un elevado CI se caracterizan por una amplia gama de intereses y habilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos, productivos, predecibles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tienden a ser críticos, condescendientes, aprensivos, inhibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos».

Suena muy convincente, incluso podría agregar que me iba muy bien siguiendo esos conceptos, queriendo ser un gran hombre, llegar a la plenitud del “ser inteligente” y la verdad es que me salía muy bien, ya que aun en nuestros tiempos, la mayoría de los seres humanos con los que me he topado, siguen considerando esas actitudes, como muestras de inteligencia; palabras más, palabras menos, los inteligentes son los que se dedican a sacarle jugo a la inteligencia (bienes, cosas, logros, niveles, etc.)

Cuando los niveles de satisfacción personal no eran del todo agradables, resulta que de pronto me topé con un wey muy raro, un tal Daniel Goleman, al que se le ocurrió decir que existe una inteligencia emocional que es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

Osea que después de tanto esfuerzo por resultar una persona inteligente, por supuesto, siempre para la vista de los demás, resulta que es necesaria “otra parte” que nos hace reconocer nuestras emociones, los sentimientos y en base a ello, gestionar nuestras relaciones, es decir, en términos prácticos: aunque alguien nos cague la madre, debemos hacer lo posible por no amargarle la vida, o de plano, en un arranque de enojo, mandarlo a chingar a su madre, o un su defecto propinarle una muy buena madrina.

Pues resulta que, para los modelos puros de Block, los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional:

«… suelen ser socialmente equilibrados, extrovertidos, alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones. Demuestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma, a gusto consigo mismos, con sus semejantes y con el universo social en el que viven».

Osea que casi casi, debemos ser pura dulzura, y aunque me queda muy clara la idea, honestamente creo que seguramente al tal Goleman y al mentado Block nunca los corretearon los vándalos ardillas de su cuadra, ni les dispararon en la espalda brujitas con un globo fijado a un rollo de diurex emulando a una resortera, nomás por el beneplácito de ver llorar a un niño al que si lo querían sus papás.

Me es muy complicado determinar si me considero una persona con una elevada inteligencia emocional, me gustaría pensar que si, ya que afortunadamente tengo muchos amigos que me quieren bien y creo que mi relación con las demás personas ha mejorado notoriamente.

Pero más allá de verlo desde la perspectiva de la inteligencia emocional, debo decir que me considero un hombre de fe.

La cuál el términos sencillos podría definirse como “la suposición de que algo reflexionado por uno mismo es correcto aunque falten pruebas para llegar a una certeza sobre ese algo”.

Creo que la vida de los seres humanos se va complicando en la medida que buscamos los “por qué”, ya que considero a esa pregunta la más inútil de todas, porque nunca encontraremos el final de la misma y los pocos o muchos hallazgos sólo servirán para justificar algunas de nuestras sospechas, en pocas palabras, para pura madre.

Creo con mucha fe, que en esta vida deberíamos mencionar a cada instante los “qué” queremos e ir encontrando cada día con mucho beneplácito los “cómo” vamos a alcanzar lo que consciente y plenamente, deseamos de ella.

Tengo fe en que hay una enseñanza trascendental para mí al aguantarme de no romperle la madre al pinche indio traumado y frustrado que no quiere cooperar en la chamba; debe haber un designio oculto que me orille a no echarle la lámina a la pinche vieja que se atraviesa la calle sin siquiera voltear y fijarse que viene un coche en marcha, y todavía se indigna y te voltea a ver con cara de: “fíjate pendejo”.

Sé que hay algo más detrás de cada uno de esos detalles que le dan sabor a nuestra vida, que nuestra travesí por este mundo exige de nosotros algo mas que un gran CI, o mucha inteligencia emocional; requiere tener la enorme capacidad de profesar FE CIEGA en la humanidad y creer feacientemente que podemos tener una función trascendental en ella.