lunes, 24 de diciembre de 2012

Por el simple gusto



No me había costado mucho trabajo retomar estas escrituras, ya que principalmente se trataba de tomar un poco de tiempo, en medio de una rutina con el tiempo un poco restringido.
Sin embargo, en este momento, en el que ya llevo unos cuantos días de vacaciones, me ha costado muchísimo trabajo. No solamente elegir un tema adecuado para escribir, sino también elegir el momento ante el cual sentarme al teclado y darle a la escritura.
Cabe mencionar que para este momento, en esta línea ya es el tercer intento, espero que en esta ocasión no vuelva a ser “un intento fallido”.
Siempre quise hablar de esta especie de “complejo de vacaciones” que me ha afectado los últimos 14 años de mi vida y que tiene que ver con este sentimiento de “culpabilidad” que tengo por tener el tiempo suficiente como para no hacer nada.
Desde que entré a mi primer trabajo formal en la producción del programa “Contigo en la noche”, que por cierto no fue como productor, sino de telefonista. Estábamos obligados a transmitir en los horarios y en los días acordados, sin importar si eran festivos o no. Si alguien se atrevía a faltar por la simpleza de que “es noche buena”, nos podían quitar el horario, así de simple.
Un par de años después me cambié de trabajo, ahora si como productor y conductor de los programas médicos de la Clínica de la Columna, y aunque propiamente no se abrían las clínicas ni el 25 de diciembre, ni el 1ro. De enero, teníamos que ir a hacer el programa, porque como decía el dueño de las clínicas “Don José: de todos modos nos cobran el día de transmisión… además la radio nunca descansa”… y por ende, nosotros tampoco.
No quiero hacer que el no descansar parezca tan malo, ya que visto desde el punto de vista económico me iba muy bien, ya que siempre había una lanilla extra que me caía muy bien para poder disfrutar el poco tiempo libre que me quedaba gastándolo en mil tonterías.
Tampoco quiero decir con esto que lo extrañe, todo lo contrario, de hecho, cuando mis amigos me preguntan por qué no he querido regresar a hacer programas de manera independiente, la discusión sigue siendo la misma: ya no quiero trabajar los sábados.
Creo que en realidad no estás consciente de lo necesario que es para tu vida tomarte un buen descanso hasta que: 1.- el cuerpo te lo exige, y en este caso se puede tratar desde un pequeño malestar e ir in crescendo, hasta convertirse en una de esas terribles enfermedades crónico degenerativas, que aunque me cueste mucho trabajo aceptar, muchos de mis contemporáneos las padecen: diabetes, problemas coronarios, digestivos, de columna, etc… y/o  2.- cuando te pones a pensar al menos en dos segundos, que si existe la posibilidad, al menos remota, pero existe, en que tus condiciones de vida pueden mejorar, ya sea que busques un trabajo con mejores perspectivas para tu vida, o que busques una manera de ganarte la vida haciendo lo que te gusta.
Yo he de confesar que soy un hombre bendecido porque mi trabajo me da oportunidad de tener todo en conjunto, es decir: hacer lo que me gusta y tener las condiciones para poder llevar un estilo de vida un poco más saludable que en otros trabajos.
A estas alturas de la vida me puedo dar cuenta de que mi amigo H tiene razón y somos seres de hábitos y que toda la estructura social está fundada en esos usos y costumbres, los cuales nos siguen obligando de alguna manera, a ir de acuerdo a lo que la propia sociedad dice que está bien, aunque no esté del todo bien para nosotros.
Confieso también, para alivio de mi mismo, que cada día es más sencillo para mí aceptar que necesitamos pasarnos, al menos un par de días en tiempos de fiestas para poder estar con quienes más nos aman y a quienes nosotros en realidad amamos: la familia.
Y quizá, solo quizá… dependiendo de la etapa materialista por la que estés pasando, es un acto que verdaderamente valdrá la pena dejar tus actividades productivas de dinero y hacerte un espacio para compartirte con esa gente con la que te tocó vivir.
Creo que es gracias a esta conciencia adquirida no hace mucho tiempo, y a ese maravilloso trabajo que hoy puedo estar sentado frente a la compu, sin muchas preocupaciones, ni un solo dejo de culpabilidad y poder decir con todo el cinismo del mundo que tengo hueva de escribir, por el simple gusto de hacerlo